¿Sabías que toda la Iglesia es misionera por naturaleza? ¿Sabías que tú y yo somos Iglesia? ¿Sabías que todos nosotros somos el auténtico sujeto de la misión? ¿Sabías que la tarea de la EVANGELIZACIÓN DE TODOS LOS HOMBRES constituye la misión esencial de la Iglesia?
La EVANGELIZACIÓN requiere tareas diferenciadas que competen a todos y cada uno de los miembros de la Iglesia animados por el mismo Espíritu, puestos al servicio de la evangelización. EVANGELIZAR es la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. LA IGLESIA EXISTE PARA EVANGELIZAR, es decir, para predicar y enseñar.
El Seminario Conciliar de la Purísima, tiene la misión de formar futuros sacerdotes al estilo de Jesús en Buen Pastor. Entre los discípulos del seminario de todas las etapas nos encontramos quienes buscamos propagar y hacer un poco más de consciencia de la misión universal de nuestra Iglesia aún entre nosotros los seminaristas, formadores y fieles con quienes convivimos buscando que nuestra misión ad intra (es decir, dentro de nuestro seminario, parroquia, pastoral, etc.) sea signo creíble y estimule la misión ad extra (donde Cristo y su Evangelio no son conocidos) y viceversa.
Hoy miramos, sobre todo en países de antigua cristiandad o en Iglesias jóvenes que grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe, que no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, que llevan una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio. Esto nos lleva a reflexionar y estimular una “NUEVA EVANGELIZACIÓN" o “reevangelización”. Esto lo miramos en nuestra diócesis, en los lugares donde vamos a pastoral (hospitales, presos, comunidades, parroquias, etc.) y nos hace un fuerte llamado a encender el fuego del amor de Dios en los corazones de los demás con la oración, el testimonio y la preparación personal en esta vocación a la que Dios nos llama.