Volver al afeitado clásico y, especialmente, convertir lo que hasta ahora era un trámite higiénico en un espacio para el placer personal que combina la masculinidad y el cuidado de la piel.
Además, y esto es también fundamental para muchos de los 'conversos', encontrar un tiempo para estar con uno mismo, para prestarse atención, relajarse y quizá huir del estrés diario durante, al menos, quince o veinte minutos