Se trata de enfocar al ser humano como una unidad integrada que hace parte del universo, pero que además puede afectar de una forma positiva o negativa según sus pensamientos y emociones. Esto repercute sobre esa red eléctrica que es su sistema nerviosos central y sus campos de energía. Gracias a medicamentos bioenergéticos podemos regular el organismo y generar una vicariación regresiva, es decir que no avance la enfermedad.