En el año 1992, con la visita del Venerable Maestro Hsing Yun, los ideales del budismo humanitario sembraron sus primeras semillas en la Argentina. En ese momento se fundó el capítulo local de la BLIA (Asociación Internacional Luz de Buda) bajo el liderazgo de la Maestra Chueh Cheng y los primeros directores, quienes comenzaron a organizar numerosas actividades como charlas budistas, jornadas de meditación, torneos deportivos, grupos de estudio y demás. El problema de no contar con una sede propia afortunadamente se resolvió en 1996, cuando el anterior dueño del lugar en donde ahora funciona el monasterio, el Sr. Chang Sheng Kai, anunció la donación del edificio situado en la avenida Crámer. En 1997 arribó al país el Maestro Juei Ting, quien no sólo ideó una remodelación completa del Monasterio, sino que también comenzó a realizar con regularidad diversas ceremonias budistas para que los creyentes tuvieran la oportunidad de participar de tales ceremonias incluso estando en el país más austral del mundo. Sin embargo, debido al obstáculo del idioma, la difusión del budismo quedó limitada a los hablantes del chino hasta que vino la Maestra Chueh Kae a la Argentina.