Cuando el sol empieza a languidecer, es mejor acelerar más allá de Asia y Puerto Fiel. Llegar a Cañete y subir a Lunahuaná, con su río listo para el canotaje y sus platos llenos de camarones. Pero si uno quiere sentir que está en el Cusco sin salir de Lima, hay que seguir el camino cuesta arriba.