En la búsqueda de nuestra realización como personas, encontramos un límite, pues, cuando pensamos que el mundo gira alrededor nuestro, desarrollamos una actitud egocéntrica y este es el alimento de la autosatisfacción y la raíz de todo lo negativo en el hombre. Es cuando entendemos que fuimos creados y diseñados para propósitos superiores y trascendentales que descubrimos nuestra verdadera identidad y por ende, nuestro verdadero propósito.