Santuario de San Miguel Arcángel, el Milagro Tlaxcala 5.1

En el año de 1631, el 25 de abril, en san Bernabé Capula, pueblo de Santa María Nativitaz, llendo en una procesión de letanías de San Marcos, un indígena joven de 16 a 17 años, casado, buen cristiano y piadoso llamado Diego Lázaro de san Francisco, se le apareció el glorioso Arcángel san Miguel; y sin que lo viera ni oyera otro alguno de los que iban en la mencionada procesión , le dijo estas palabras: ¨has de saber hijo mío, que yo soy San Miguel Arcángel; vengo a decirte que es voluntad de dios y mía, que digas a los de este pueblo y su contorno, que en esta quebrada que hacen dos eerros y es aquella que esta frente a este lugar, hallaran una fuente de agua milagrosa para todas la s enfermedades, la cual está debajo de una peña muy grande, no dudes de lo que te digo, ni dejes de hacer lo que te mando¨ : dichas estas palabras, desapareció el santo Arcángel, diego lázaro perplejo ya por la reverencia al señor san miguel, como por el abatimiento de su condición, resolvió no ejecutar su mandato, previendo que el publico no daría crédito a sus palabras.
Mas, en castigo de su desobediencia, le sobrevino una mortal calentura en las entrañas, que sus familiares juzgaron de su deber llamar al Sr. Cura de Nativitaz. Don Hernando García Rendón, quien no solo lo confeso sino que también le administro el Santo Oleo. Esperando que muriera de un momento a otro.

Segunda aparición
Hallándose Diego Lázaro gravemente enfermo, rodeado de sus familiares que lo ayudaban a bien morir, a la media noche del 7 al 8 de mayo del mismo año, penetro repentinamente en la choza del paciente, un resplandor como el relámpago; atemorizados sus parientes,, lo abandonaron. Pasado algún tiempo entraron, desapareciendo aquella luz y encontrándole sin uso de los sentidos y sin movimiento, que parecía haber muerto ; pero, pocos momentos después, abrió alegremente los ojos y hablo vigorosamente en estos términos: no tengáis ya cuidado ni pena de mi enfermedad, que ya estoy totalmente sano; porque el Glorioso Arcángel San Miguel se me apareció, rodeado de un gran resplandor y me dio salud; y justamente me llevo, (no se cómo) , a una quebrada que está cerca, yendo el Santo delante de mí, alumbrando el camino con tanta claridad, que parecía medio día, desplegándose las ramas de los arbolitos y matas, abriéndose las peñas por donde pasábamos, para dar paso franco, y estando en una parte de dicha quebrada que me señalo, me dijo; ¨aquí, en donde toco con esta vara (era una vara de oro que llevaba en la mano, con una cruz por remate), esta aquella fuente de agua que te dije, cuando ibas en la procesión, manifiesto luego, y no sea como la otea vez que de no hacerlo serás gravemente castigado, y sábete que la enfermedad que has padecido, fue en pena de tu inobediencia¨. Y acabado de decir estas palabras, se levanto súbitamente un gran torbellino de vientos encontrados con grande alaridos, gemidos y voces que salían de él y un gran numero como personas que en tropa huían de allí.
Estaba yo (prosiguió Diego), despavorido y temblando de miedo y espantado, porque parecía que se venía sobre mi todo el cerro y que se llevaba el torbellino tras de si los peñascos, entonces me dijo el soberano Arcángel ¨No tema, que este es sentimiento que hacen los demonios, enemigos vuestros, porque conocen los grandes beneficios que por mi intercesión han de recibir los fieles en este sitio de Nuestro Señor; porque muchos, viendo las maravillas que en el se han de obrar, se convertirán y harán penitencia de su pecados y todos darán gracias a Dios por sus misericordias; y los que llegaran aquí con fe viva y dolor de sus culpas, con el agua y tierra de esta fuente alcanzaran remedia de sus trabajos y necesidades y confortaran con ellas a los enfermos en el artículo de la muerte¨. Habiendo dicho esto, bajo del cielo una luz de mayor resplandor que la que tenia el Santo Arcángel, que baño con claridad el lugar donde está la fuente, y entonces dijo el Arcángel a Diego Lázaro: ¨Esta luz que haz visto bajar del cielo, es la virtud que Dios con su Divina Providencia me comunica en esta fuente para salud u remedio de los enfermos y necesidades, dilo así a los que te he ordenado y para que te den crédito tu solo podrás quitar y levantar la peña que esta sobre la fuente¨. Habiendo dicho estas palabras Diego Lázaro el Glorioso Arcángel, desapareció la visión y no supo dar razón del modo que había sido mas de que era cierta y verdadera, pues se hallaba sano milagrosamente y habiendo estado hasta entonces muerto o casi muerto.