Asentado en una región boscosa poblada de pinos y encinos, y en medio de paisajes de gran belleza, el Centro Ceremonial Otomí, en el Estado de México, se levanta casi en las faldas del cerro de Las Navajas, que alcanza una altitud de 2,800 metros sobre el nivel del mar. El enorme recinto ocupa un área cercana a las 50 hectáreas y consta de una serie de construcciones que reproducen el antiguo sitio de reunión del pueblo Otomí donde se efectuaban sus ceremonias religiosas y eventos cívicos. La obra comprende tanto elementos arquitectónicos como escultóricos en una interesante combinación de plazas, paseos, andadores, glorietas, columnas y conos que incorporan una gran cantidad de imágenes míticas y símbolos que resumen el profundo pensamiento religioso de la cultura Otomí.