Corrían los primeros meses de 1913. Una idea bullía incesantemente en la mente de Don Ramón Torres, conocido comerciante de esta localidad; la de unificar a los integrantes del gremio para ayudarse mutuamente. La inquietud que le despertaba esta idea lo llevó a comentarla con el Lic. Enrique O. Aranda. Juntos analizaron los pros y los contras de este plan, la forma en que podrían comenzar y los resultados que obtendrían. Sospesaron la situación y la encontraron favorablemente. Seguramente, dada las condiciones sociales de ese entonces, lograrían una respuesta favorable de los comerciantes leoneses, bajo el argumento de que a partir de ahí contarían con una agrupación que los representara plenamente y que les auxiliaría en lo que era en sí la actividad comercial.