Los comienzos del Landa se remontan a 1959; se crea en ese año, a dos kilómetros de Burgos, un pequeño restaurante en el que reponen fuerzas los viajeros que se aventuran por una carretera nacional que, pese a sus deficiencias, es ya entonces el eje viario entre la capital y el norte de España.
La dedicación de los Landa a la hostelería se inicia a principios de siglo veinte: con el Real Club de Puerta de Hierro en Madrid y La Perla de San Sebastián hasta los años treinta, y después con La Gran Taberna, también en Madrid.
El Landa nació, en unos tiempos difíciles para la hostelería española fuera de las grandes ciudades; vinieron después, poco a poco, el hotel, sus varias ampliaciones, la torre, la piscina y la plaza.