Literatura como puente entre el cielo y el infierno. Literatura como herramienta para emitir un grito desvergonzado y desesperado en pro de la relatividad de todo. Literatura como la más valiente forma de suicidio. Literatura como fuego voraz que ha incinerado a aquellos que al abrir la primera página y continuar, no hayan podido parar jamás. Literatura como burla sardónica hacia la realidad. Literatura como esa sobria y sencilla, estruendosa y señorial forma de ser libre…