Creo que el lugar del arte es el hogar y lo cotidiano. El arte, como el fuego, da embrujo y detenimiento. Cuando el arte habita en los elementos del hogar la vivencia recupera lentitud y el encuentro con lo presente se hace corriente y posible.
El arte, en el hogar. El hogar; la hoguera..., el arte parpadea.
(El sol eriza los vellos del mantel.)