Primera Compañia de Bomberos Chiguayante 4.88

En 1942 se origina un gran incendio en la sección tintorería en la fábrica “Caupolicán”, que produjo importantes daños en los insumos y en la infraestructura, pese a los esfuerzos desplegados por el personal de servicio. La impactante experiencia sufrida en la empresa llevó al gerente Luis Leinenweber Timmermann a tomar la iniciativa para convocar a una reunión con el propósito de formar una brigada contra incendios, que recibió el nombre de “Caupolicán”, integrada por trabajadores de la misma fabrica que acogieron la idea con gran entusiasmo. En sus inicios esta brigada disponía de dos carretes con ruedas y un “extinguidor” de gran tamaño, que eran transportados por los mismos voluntarios para enfrentar cualquier incendio que se produjera en el recinto de la compañía.
Sin embargo, esta primera forma de organización muy luego se pensó en abrirla a las necesidades que el pueblo tenía, cada vez que ocurriera uno de estos siniestros. Así, Leinenweber citó a través de los diarios a una reunión general para formar la Primera compañía de Bomberos. El 14 de noviembre 1945, la comunidad estaba consciente de enorme sacrificio que demandaba a los voluntarios de la brigada y compenetrados de la importancia y la valiosa contribución que prestaría una organización bomberil, un grupo de vecinos con gran entusiasmo asistió a la casa de Belarmino Bustos para dar lugar a su fundación; allí participaron industriales, profesionales y comerciantes, invitados, además, al cuerpo de bomberos concepción. Después de alguno intercambios de opiniones se acordó que esta nueva compañía trabajaría en agua y escala, por ser la única existente en el pueblo. En esa oportunidad, Leinenweber, como representante de la brigada, creyó conveniente ofrecer todo el material que disponían para la nueva institución.
Establecidos los acuerdos fundamentales se procedía, a continuación, a elegir la oficialidad, estructurada de la siguiente forma:

Director: Luis Leinenweber Timmermann
Capitán: José Waldo Carriel Sepúlveda
Teniente 1°: Carlos Quilodrán
Teniente 2°: Jaime Solar
Ayudante: Osvaldo Sepúlveda
Secretario: Guillermo Hensing
Tesorero: Carlos Villagra

Cuando el reloj indicaba las 23:45 horas, los asistentes a la reunión, uno a uno, pasaban a firmar el acta de fundación: Luis Arcos, Tomás Artigas, Ramón Bustos, Bellarmino Bustos, México Carrasco, Valdovino Carrasco, José Waldo Carriel, Ernesto Cid, Mario Cinti, Francisco Chacón, Juan Chandía, Cayetano Delgado, Carlos Espinoza, Carlos Fuentealba, Agustín Fuentealba, Francisco Garcés, Teoberto Garrido, Juan Garrido, Marcelo Garreton, Sergio Henríquez, Onofre Henríquez, Ernesto Hensing, Juan hidalgo, José illane, José jara, Andrés Jara, Raúl Landa, Luis Leineweber, Pedro Medina, José Ruperto Montalba, Julio Montaner, Diego Muñoz, Manuel Navarrete, Previtorio Ortiz, Alejandro Parra, Jorge Pereda, Eduardo Pascal, Sergio Pino, Ernesto Pincheira, Carlos Quilodrán, Ricardo Ruiz, José Riquelme, Salvador Salazar, Antolín Salazar, José Sánchez, Miguel San Martín, Mario Salvatierra, Mario Salvatierra, Osvaldo Sepúlveda, Eduardo Schaub, Walter Schaub, Francisco Silva, Jaime Solar, Jorge Torres, Héctor Torres, Francisco Troncoso, Hernán Troncoso, Andrés Valencia, José Valdés, Carlos Villagra, Ramón Videla y Manuel Zapata.
Terminada la firma del acta, Leineweber agradecía a los asistentes que habían hecho un gesto decisivo para la formación de la Primera Compañía de Bomberos de Chiguayante, dispuesta a combatir el fuego, guardar el orden en los incendios, cuidar el mobiliario que se pueda rescatar de las propiedades amagadas por el fuego y servir a toda la colectividad en general.
La fábrica Caupolicán financiaba la compra de todos los implementos para combatir incendios y la construcción de un cuartel de material sólido. El aporte de la fábrica va a ser constante, independiente que la compañía de voluntarios vaya perdiendo el carácter de privada. Además, en esos primeros años de gestación, la fábrica Schaub proporcionaba el papel para las actas y partes.
“El portero de la fábrica era el encargado de dar la alarma de incendio, pero por las condiciones de ruido propias de la industria se optó porque en cada sección de la fábrica se instalara una alarma visual, el encenderse una ampolleta, era la señal de siniestro.”