La Chimenea 5.97

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Príncipe de Gales 90
Santiago,
Chile

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lachimenea12@gmail.com ">Tuvo infinidad de nombres: algunos lo conocieron como “El Club Ciclista”, porque en el tercer piso había un despacho de mensajeros, que a veces colocaban sus vehículos a la entrada. Otros lo llamaban simplemente “Donde Castrito” por su dueño, Juan Francisco Castro. Pero varias generaciones de Las Ultimas Noticias enlazaron las historias del diario y de este boliche memorable. Castrito venía de Melipilla, trabajó en Santiago en un restaurante, con un hermano, hace medio siglo. Cuando aprendió lo suficiente, se independizó como concesionario en ese vetusto segundo piso de Morandé, al lado del edificio que entonces ocupaba este diario. Tenía además clientela cautiva de “El Mercurio”, “La Segunda”, “La Nación”, Correos y la infindad de vendedores viajeros que allí paraban. Tiempo de imprenta con tipos de plomo, que convertían en usinas los talleres periodísticos. Los operarios de la fundición debían beber leche, como antídoto para los vapores tóxicos de la aleación. Pero preferían cambiarlo por vino, donde Castrito.Epoca de turnos de toda la noche, con una parada antes o después en ese caserón sin mayores decorados, donde se jugaba cacho y dominó, el menú era bife a lo pobre o cazuela, con inevitables duraznos o papayas de postre, y vino, en tinto o blanco. A Castrito lo llamaron “El Cabeza de Tarro”: durante el régimen militar muchos parroquianos se quedaban de toque a toque con él. Y para anunciar que ya estaba funcionando, sacaba un tarro de basura a la puerta, que era la señal que advertía a los iniciados. Hoy, el restaurante se llama “La Chimenea”, en el pasaje Príncipe de Gales (en Moneda, entre Amunátegui y San Martín). Celebrará sus 50 años en diciembre, en manos de Jorge Castro, hijo de Castrito, quien decidió descansar algo ahora que cumplió 81. Y aunque todavía se pueden comer abundantes cazuelas y chorrillanas, el nuevo restaurante tiene un segundo piso acogedor, con un colorido bar, y un tercer piso nerudiano, hasta con su mascarón de proa. Son muy escasos los restaurantes con cincuenta años y para eso hay que renovarse siempre. Jorge Castro, y sus socios, ya están pensando en poner una buena cafetera, y promocionar el consumo del café café en vez del viejo café en polvo. Porque la gastronomía nunca deja de perfeccionarse.

Rodolfo Gambetti
(Las Ultimas Noticias)