Curicó, ciudad gentil, siempre noble tranquila hospitalaria. Quien llega aquí a vivir lo hace para siempre, pues al sentir el cariño de su gente y verla cada mañana vestida de limpio, comprueba que no es sólo un decir que en ella nadie puede sentirse “forastero”.
Señala el escritor Camilo José Cela, que los asturianos emigraban a México, a La Habana a Buenos Aires los gallegos y a Chile los vascos - Quizás tenga razón -. De lo que no hay duda es de que a Curicó han venido de todas las regiones de España y la han hecho con cariño “ su segunda patria”.