Debido a su ubicación geográfica, estamos expuestos a eventos producidos por fenómenos naturales, que afectan indistintamente nuestro territorio, por nombrar algunos: sismos, actividad volcánica, inundaciones, sequías, deslizamientos, tsunamis.
Frente a esta situación y conscientes de los efectos que pueden provocarnos estos eventos, es necesario que tengamos conocimientos adecuados y desarrollemos capacidades de prevención y atención ante este tipo de emergencias y los posibles desastres que pueden atentar contra nuestra vida, la de nuestras familias, nuestro entorno y nuestros bienes.
Si bien es cierto que no podemos evitar que ocurran los eventos antes mencionados que pueden producir situaciones de desastres, el trabajo en conjunto de la sociedad para aprender a prevenirlos hará posible la reducción de los riesgos; solo así se desarrollará actitudes y valores que permitan conocer y actuar adecuadamente en la “Atención y Prevención de Eventos (APE)” e ir fortaleciendo, mediante el aprendizaje, capacitación y una buena organización en la comunidad en general, una Cultura de Prevención.