Vivir la música en diversas experiencias que coexisten en nuestro medio, es uno de los sentidos más profundo que reflejan el espíritu del músico y que da origen en la idiosincrasia latinoamericana donde la música es celebración y acompañamiento de la cotidianidad sacra y profana centrada en el sujeto y las relaciones que establece. Su modelo es la autoridad artística y la tradición de una práctica. Su paradigma se acerca a las premisas del desarrollo infinito de la disciplina, en tanto, ciencia musical con metodologías sistemáticas de enseñanza, interpretación, creación, investigación, comunicación y registro.