Comunidad Anawim 1.88

Nuestro nombre (Anawim) se inspira en la experiencia de esos pequeños grupos de hombres y mujeres que han hecho alianza con Dios, los que tratan de vivir el día entero en su presencia, alabándole y dándole gracias. Muy fácil de encontrarlos en la experiencia de Israel, mediante los cuales se da un misterioso y profundo encuentro con Dios (Ver. Jer 31, 31-34 ; Ez 36, 2-28 ; Is 10, 20-22; Sof 3, 12-13b)

A nuestro juicio, los pobres de Yahvé del hoy viven con los pies en la tierra,equilibradamente,
dándole el valor y la dignidad que corresponde a las cosas terrenas, con una fuerte sensibilidad por el compromiso del evangelio en todos sus estados, pero principalmente en el ejercicio de la solidaridad y capaces de reconocer el rostro de Cristo en la caridad con el prójimo, el amor por la iglesia.

Nuestro nombre es también un enfoque de acción social que se enmarca en una experiencia de fraternidad que vive en la pedagogía del espíritu principalmente con una preocupación por los sencillos, transmitiendo mediante la acción una experiencia personal de la muerte y resurrección de Cristo. Es una capacidad de evangelizar mediante el testimonio de lo que he visto y de lo que vivo.

¿CÓMO SURGE ANAWIM?

Surge del interés de un grupo de jóvenes que terminan su preparación para el sacramento de la Confirmación pero que desean continuar en la Iglesia en una acción pastoral permanente y joven que se ocupe de las necesidades sociales de nuestra ciudad orientados por los valores del evangelio y la acción del Espíritu Santo. Así entonces, después de una experiencia de retiro se reunieron en oración a partir de dos pasajes del Evangelio y sus respectivos propósitos:

Lc 12, 49-53

He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra?...

Propósito: Vivir el Evangelio, dejarse transformar por Cristo para luego transformar la sociedad.

Mt 25, 31-45

«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y acudisteis a mí. Entonces los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y acudimos a ti. Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.

Entonces dirá también a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis; Entonces dirán también éstos: Señor, ¿cuándo te vimos

hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Y él entonces les responderá: En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más

Propósito: Entrar en la amistad con Dios para vivir en el servicio, así llegaremos al cielo con el corazón lleno de rostros y personas con las cuales pude palpar la misericordia del Padre.