Al igual que aquel lugar que la pequeña Ana había creado, en donde
vivian las buenas cosas a salvo de tanta confusion y muerte,
los Centros Culturales tienen algo de refugio: cuidan, resguardan,
contienen y dan lugar. Un lugar para las expresiones y el arte.
La SALA ANA FRANK es un espacio que el CENTRO CULTURAL ISRAELITA abre a toda la comunidad desde la Cuarta Sección de la Ciudad hacia toda Mendoza.