Sr. Roble nos invita a retomar el sagrado y cálido habito de la lectura en papel. ¿Leer?, si, leer, hasta que, si algún día sucede, digamos: suficiente. Mientras tanto nos empuja a recorrer en viaje místico, los periplos de algún libro que fue árbol, periplo que a veces termina en callejones sin salida y otras veces en el vacío absoluto, que también es el pletórico lugar de nuestros sueños, interminable. De cualquier manera, será un viaje de ida. Te lo vende, te lo cambia, te lo presta, lo que subyace al intercambio es la invitación. No la dejes pasar. Larga ese PDF sin alma, llevate un poco de buena madera.