Mundo Mandalas 4.26

Qué son las o los mandalas?

Mandala es una palabra que proviene del sánscrito y significa, contenedor de lo esencial, esencia contenida dentro de un círculo sagrado. Se asocia con antiguas prácticas espirituales budistas pero están presentes en todas las culturas y tradiciones espirituales ancestrales, en todo el mundo y no pertenecen ni son propiedad de ninguna religión, las contienen a todas como esencia de encuentro con la verdad del espíritu. Son centros energéticos de equilibrio y purificación, con la capacidad de TRANSFORMAR las energías del entorno y las nuestras.

Qué nos aportan las o los mandalas?

Conectarnos creativamente con mandalas, favorece la concentración, desde un estado de relajación y creación meditativa activa en quietud, estimulando la expresión de nuestra creatividad y activando la energía positiva, entre muchas otras virtudes y cualidades sanadoras.
Desde la visión de la psicología, representan la totalidad de nuestro ser, y al profundizar en el encuentro con ellos, realizamos un viaje al interior de nuestra esencia, un camino de introspección, una mirada consciente hacia el interior de nuestra alma, que nos permite equilibrar nuestra mente y emociones desde el estado de PAZ interior.
Además de ser llaves portadoras de sanación para restablecer el equilibrio y herramientas de trabajo espiritual en forma integradora, las actividades sencillas y lúdicas con los mandalas, como dibujar, pintar, modelar y tejer, nos entretienen mientras disfrutamos creando y nos introducen en nuestra capacidad innata de CREAR y Hacer Arte mientras nos vamos descubriendo a nosotros mismos como ARTISTAS y CREADORES de nuestra vida.

Las mandalas irradian chi, prana, energía de luz de alta frecuencia vibratoria (energía "positiva"). Armonizan recalibrando y restableciendo el nivel de luz de todo aquello que ha bajado su nivel vibratorio, elevando la frecuencia.
Restablecen la frecuencia armónica en su justo nivel en quien conecta con ellas: al crear, al portar, al contemplar.

Al conectar con una mandala recibimos la luz de la armonía a través de la forma y el color, y las “fuerzas” con las que fue creado y desde esta luz nos podemos situar en un estado de paz. Por resonancia armónica recordamos en sintonía esta frecuencia guardada en nuestro interior, elevando así nuestra vibración, alineandonos en la totalidad, nos situamos en lo que de verdad somos y nos reconectamos en la conciencia de unidad.

Al llevar mandalas con nosotros, como talismán o joya, en el bolso, en el cuello o donde sintamos, nos envuelven en un aura de luz, recordándonos que nuestro diario andar es bendecido por la luz del espíritu del amor, y nos elevan y preservan a nivel del alma de situaciones "negativas" o confusas que pueden sacarnos de ese estado de presencia en la unidad, irradiando nuestra propia luz desde nuestro centro, nuestro corazón.
Según las tradiciones ancestrales un espacio es una creación y es una entidad viva, y tiene, como todos los seres sintientes, un alma y un espíritu.

Una mandala en un espacio trabaja en la nivelación de la frecuencia de la armonía, irradiando desde la luz de su esencia y elevando la vibración del lugar que lo contiene y de quienes en él viven o circulan, purificando y sanando todo aquello que vibra en disonancia, transmutando y transformándolo hacia la luz de la esencia.

Dé donde vienen?
Mandalas Ojos de Dios Huichol

Muchas culturas ancestrales de américa utilizan este mandala para "protegerse de lo oscuro", lo que no tiene luz, aquello que no es consciente. haciendo consciente lo inconsciente, encendemos luces y mantenemos nuestra vida en una vibración elevada y así somos protegidos por las fuerzas celestiales de la luz.

El diseño original huichol tiene 4 esquinas, que representan los 4 elementos primordiales de la via: agua. viento. tierra. fuego, guardados en las 4 esquinas del universo.
En el centro se encuentra el quinto elemento, la esencia divina, el amor, guardado en el corazón de todo lo creado, de todo ser de vida. en el humano, esta esencia se sostiene en conciencia.

En las tradiciones huicholes se lo considera un talismán y lo relacionan con los ciclos de vida en la naturaleza, los ciclos del sol, la luna, las lluvias y el crecimiento de los alimentos vegetales.

Es tradición huichol que cuando un niño llega al mundo los padres dedican el ojo de dios a los aspectos de la divinidad que lo guiarán en su camino como ofrenda para recibir dicha bendición divina y espiritual.
cuando el niño nace, el padre comienza a crear, a tejer, el ojo de dios. sólo teje la parte central en forma de rombo. el centro simboliza el ojo de la conciencia y por el el gran espíritu de la creación observa las acciones humanas en el plano físico.

El ojo de dios es llevado por los niños en el pelo, o se cuelga en el hogar o decorando las terminaciones de varas, flechas o elementos rituales.

El ojo de dios es la conexión con la esencia divina del ser humano. y la vía de acceso y comunicación con el "doble astral", su aspecto superior que habita en el reino del espíritu. En la tradición hebrea se corresponde con el ángel de la guarda, y en la celta con el hada madrina.

Cada año que transcurre en la vida del niño se añade un nuevo rombo hasta llegar a 5, que es cuando el ojo de dios queda terminado.

Es un símbolo de poder para ver y conectar con lo desconocido y los reinos del espíritu, para atravesar los miedos que nos limitan a vivir esta experiencia en plenitud, para sentirnos seguros, protegidos, acompañados por la luz de dios en nuestra travesía humana en la tierra.

A él se ofrecen oraciones y ofrendas y así representa un objeto que nos recuerda la conexión y el encuentro con nuestra esencia divina en la tierra, y así encarnar y vivir en este plano de la realidad las frecuencias elevadas de los reinos superiores donde mora el espíritu divino.

En la tradición espiritual de los hopis, el ojo de dios se expande en geometría, diseño y color, y toma forma en más direcciones e historias tejidas en mandalas de lana de color...