Y tomando esto en serio, es hasta complicado no caerse de rodillas y apasionarse por un bar que parece existir con la única propuesta que reunir amigos y otros invitados más con la misma onda. Imposible no amar, mismo que sea un amor ciego, este rinconcito en San Telmo bien guardado por una puerta roja que se llama Puerta Roja.