La conjunción de ideas de tres amigos en sus treinta llevó a que esta casona que fue levemente remodelada, con paredes turquesas, naranjas y amarillas lograra un éxito que los enorgullece. No dejan de conservar elementos y símbolos de antes, como el tango (ahora en formato mp3), los vinilos, etc. A la vez, la originalidad en la presentación de cada plato es única e irrepetible, y no da siquiera la posibilidad de una exclamación de asombro, porque resulta directamente enmudecedora. Los platos son en sí mismos ejemplares de lo local tradicional; sin embargo la novedad la constituye el frasco en que viene el guiso, la caramelera que contiene las lentejas, o las salsas indescifrables que acompañan la comida. Es un lugar cálido y amplio, donde la atención es un agregado fundamental para hacer que las visitas sientan que quieren volver.