Llegar a Villa la Angostura y encontrarse con un Castillo, ser recibido por amigos para reponerse del viaje y comenzar la aventura.
Maravillándose constantemente con los paisajes, protagonizando una historia mágica. Saboreando una deliciosa comida casera, compartiendo vivencias con viajeros y con habitantes del lugar, relajándose en la piscina, disfrutando un mate en el fogón, dejándose sorprender con las actividades medievales, y con un espacio que representa refugio, seguridad, historia y celebración.