Nosotros tenemos un sueño. Un sueño donde en la psicoterapia no hubiese un enfermo y sano, un ignorante y un conocedor de la “verdad”. Un sueño donde se da el encuentro entre pares, dos seres humanos imperfectos, donde uno de ellos necesita el conocimiento y el acompañamiento del otro, para entender y superar los “dolores” que le aqueja en ese momento. Y donde este último (que podríamos llamarlo terapeuta), desde su propia experiencia, desde su propia autoexploración, y con un profundo amor y respeto por el otro (que podríamos llamarlo paciente), le va entregando las herramientas para su mejor conocimiento de si y en nuestro sueño, toda la sabiduría ancestral se unía con el conocimiento occidental, y entre ambas, llegaban a un saber más profundo y más humano del sufrimiento de los hombres
Entender por ejemplo, que solo se necesita de nuestra conciencia para conocernos sin engaños, para aceptar ser quienes verdaderamente somos, olvidando los “deberías” y “tendrías”. Para sacarnos las máscaras que nos cubren, los condicionamientos que nos atan, y tener la valentía y la sagrada alegría de hacernos a nosotros mismos.
La maravillosa oportunidad de elegir. Pudiendo vernos sin juzgarnos, aprendiendo a vernos tal cuales somos, con todas nuestra luces y sombras.
Nosotros tenemos un sueño, donde al ser humano se lo entiende integralmente: no solo como cuerpo y mente, sino también en su aspecto más trascendente, su espiritualidad. Esa necesidad perentoria de encontrar un sentido a la vida, al dolor y al amor en el paso por este mundo.
Nosotros tenemos un sueño…
Muchas gracias por estar aquí y compartirlo.