Domingos de invierno por la tarde, tazas de té, mantel de hilo, scons humeantes, tortas que eran un manjar. ¡Qué ceremonia! Mis abuelos sentados a la mesa, mamá ocupándose de los últimos detalles y yo disfrutaba. Largas charlas y un clima cálido. Siento que la ceremonia del té la heredé de ella. ¡Qué lindos recuerdos!