El estar en contacto con el caballo favorecer la confianza, el autocontrol de las emociones y también mejorar el autoestima. Mejora la concentración, la capacidad de atención y, por lo tanto, repercute de forma positiva en la memoria. Que el animal esté bajo nuestro control ayuda a una mejora en la capacidad de atención e inculca sentimientos como el respeto y la responsabilidad. Proporciona nuevos conocimientos. Favorece la ubicación en el espacio y en el tiempo.