ART y SUGAR 3.05

Hubo una vez en tierras lejanas un duendecillo de nombre Art de color del sol y gorro con aroma a frutillas, vivía él donde el mar acaricia la tierra. Sabía del amor y que su alma gemela está allí donde la tierra besa las nubes. No sabía su nombre ni había visto jamás su rostro, solo sabía que al verla su corazón la reconocería, la imaginaba pura como el agua que viene de la montaña, su rostro encendido por la luna y que su dulce sonrisa sería la señal del ser amado que buscaba.
Una noche se armó de valor y tomó el sendero bendecido por la luna y un rocío de estrellas fue enseñándole el camino, para llevarlo muy lejos de su antiguo hogar y muy cerca de su amor. En el camino fue recogiendo ofrendas para su bien amada, en su bolso guardó pétalos de risas, dibujos de canciones, brillos de luceros y fragancias del bosque.
Casi sin saberlo al final del camino llegó, delante de su paso un jardín de flores que jamás había visto trajo consigo un raro sentimiento de haber llegado al final de su peregrinación. Una dulce melodía a su corazón emocionó, se acercó lentamente y allí descubrió a su amada, su dulce pasión. Ella lo estaba esperando, lo había sentido en los días previos a su llegada, una brisa con aroma de mar traía consigo la señal inequívoca del final de la soledad, al verlo solo le sonrío con su dulzura de siempre y ambos supieron en secreto que la espera había llegado a su fin.
Ambas miradas se encontraron en una misma línea y en ese instante la mágica llave de Cupido abrió las dos almas al unísono y un lazo invisible a ambos corazones para siempre unió. Ambos mundos se unieron en uno solo en una perfecta cohesión y permanecieron unidos en virtud de la fuerza de su amor.
-¿Cómo te llamas?, preguntó él,
- “Sugar” respondió ella.
-¿Cómo te llamas tú?, ella preguntó,
- “Art” respondió él.
Y una vez juntos se tomaron de la mano y unieron sus presentes y futuros con un beso, y desde ese día ambos corazones laten al mismo ritmo. Para sellar éste amor, forjaron la más deliciosa galletita, mezclando la cantidad justa de los ingredientes más puros de nuestro ser: una pizca de Dulzura, una cucharadita de Creatividad, muchas gotitas de Amor , chispas de Paciencia, pocas cucharadas de Risas, polvo de hadas, gotas de Sol , aroma a frutilla, granos de Bondad, gramos de Sueños con unas gotitas de Picardía. Y así fue cómo surgió esta galletita que bautizaron con sus nombres: “Art and Sugar” y desde ese día, ambos duendes con alegría realizan las más bellas y exquisitas cookies.
Cada galletita es una oportunidad del comienzo de una historia de amor. Así lo creo yo, que pongo en cada uno de nuestros productos: el arte y la dulzura y por sobre todas las cosas mucho amor.