Acción Católica Argentina 4.56

Somos una Institución eclesial, sin fines de lucro, que trabaja por la formación integral de las personas promoviendo los valores humanos y cristianos, en el desarrollo del liderazgo social y por la promoción humana.

Nacimos el 5 de abril de 1931, por iniciativa del Episcopado Argentino, en respuesta a la invitación del Papa Pío XI de organizar, en distintos países, esta novedosa asociación.

En ella confluyeron distintas expresiones católicas que venían trabajando en nuestra patria, a fin de optimizar los esfuerzos en una institución que hiciera efectiva la propuesta de FORMAR LÍDERES para una Argentina en pleno desarrollo.

En la actualidad estamos presentes en unas 900 comunidades en las diversas regiones de nuestro país, con unos 30.000 miembros -niños, jóvenes y adultos-, con una sólida y efectiva presencia en la realidad en la que participamos, asumiendo un compromiso permanente en los ambientes, donde contribuimos en la construcción del Bien Común.

VISIÓN 2018

A partir de la propuestas de los Consejos diocesanos que enviaron el documento de trabajo previo, cuyo resultado fue trabajado en grupos por región, durante la realización de la Asamblea Nacional, se concluyó luego de la síntesis de observaciones en que la VISIÓN 2018 sea:

La Acción Católica Argentina asume desde el encuentro vivo con Jesucristo, rostro misericordioso del Padre, realizar en clave misionera todas sus acciones y se compromete a trabajar en todos los ambientes a favor de la vida, la familia, la libertad, la dignidad humana, y el cuidado de la casa común, construyendo la amistad social.

LÍNEAS DE ACCIÓN

1. En y desde Jesús, que nuestros grupos sean comunidades misioneras, que primerean, se involucran, acompañan; fructifican y festejan.

2. Desde nuestra identidad, servir a la comunión de nuestros grupos, de la comunidad eclesial y de la sociedad, haciendo efectiva la fraternidad cristiana.

3. Poner en el foco de la salida a “todas las periferias”, en especial el cuidado y la integración de la fragilidad, -pobres, adictos, víctimas de trata, personas con discapacidades, migrantes y refugiados-, la familia -especialmente niños y jóvenes-, el cuidado de la vida y la casa común.

4. Formarnos integralmente para la misión, utilizando y potenciando los itinerarios y las herramientas formativas disponibles.

5. Favorecer la cultura del encuentro, desde el diálogo social e interreligioso siendo instrumentos al servicio de la paz, la justicia, el perdón y la reconciliación.